Te amo por desdicha de flores marchitas
Por angustia de lobos furiosos de olvido
Te amo por esencia de niña que despierta de un largo sueño
Que amanece a una vida
Tus largas pestañas como trampolines me avientan a un mundo silencioso
Cascadas recorren nuestras moradas deshabitadas de alma, en aquellos momentos en que nos encontramos volando alto y más allá
Reconozco montes cálidos como esencia imperceptible por ser propia
Desvanecida la inocencia, que transmuta en tu placer culpable
Ríes, lanzas esa brisa tan tibia como tenue
Suspiras y me lanzas sobre pastos de verdes fuertes cuando rozas mi debilidad
Un par de letras y tu boca en abismos de mi cuello bastan para hacernos comprender la claridad de los valles sumergidos en atardecer
Distinguimos el aroma del instante como un soplo en esos tonos rojizos pastel, en el damasco de tu vientre y el violáceo de mi aire
Estamos por ser asiduas partícipes de estos paisajes regocijantes que nos deleitan sin necesitad de cerrar los ojos
Sólo invitar mi hombro al tuyo si me invitas de la mano a soñar