Mientras danzas a ojos cerrados yo me abro paso por estrechos caminos espinados. Haces uso literal de mis palabras cuando así te conviene, para no hacer de un día de estos el más anhelado por mí, el paso más directo a mi tranquilidad. Lo sabes, mas yo que espero mucho y tu que temes tanto. Lo inesperado ya no me sorprende por la falta de decisión de un corazón de papel. A veces de tiza también; que poco a poco intento restaurar, recogiendo pedacito a pedacito, ínfimas partículas que entre mis dedos se esfuman y hacen nada. A veces yo misma las uno mentalmente en una historia un tanto gore para mí, una fantasía de amor y odio, cuando me transformo y doy riendo suelta a esa histérica que soy. Si pienso en ti sin mí, mi mente sucia te ve de un brinco acomodarte donde te guarden un rinconcito lleno de colores brillantes que exuden desesperación. De palabras extremadamente exageradas al punto de rayar en lo irreal, que rueguen por recuperar todo lo que nunca tuvieron, y que yo recibí entregando mi alma. Temo que nuestras risas hayan sido escindidas conscientemente por ambas. Probablemente yo reía de miedo y tú de nervios por ser descubierta o tal vez soy yo quien ahora rayo en la imaginación, queriendo creer que introyecto lo que sin duda proyecto por esta atracción fatal que odio sentir. Anoche en un sueño se me apareció un dulce rostro un tanto pálido, y en sus mejillas un tono sandia. Nos miramos, tú no estabas. Tú estás atesorada en alguna parte, tú estarás ahí, hasta que des el paso con el que me permitas ser libre y volar junto a ti.