Ella creyó que jamás sucedería, por lo menos no de esa forma "geniuna", simplemente porque era imposible. Si, no había forma de fuese distinto ya que esa era su forma de amar: dar y quitar, cobijar y dañar.
Tal vez culpa suya, tal vez fueron los mil y un huracanes que la revolcaron una y otra vez, dejándola con el pelo enmarañado y los ojos en las manos. Tal vez fue ahí cuando perdió la capacidad de mirar de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, lo que a veces no le permitía depositar ese suave resplandor sobre cada maravilla descubierta.
Me consta, se negó a mirarse, y si lo hacía se limitaba a mirar con las palmas de las manos y los puños cerrados. Lo se, es dificil de creer, pero fue tan grande el miedo que sintió al tan sólo imaginar abrir sus manos que llegó a dominar con gran destreza el arte del divorcio. Desvinculó mente y alma, corazón y mano. Y así se volvió calculadora, pudiendo incluso controlar lo que estaba fuera de sus dominios. De mirar de rebote paso a atravesar paredes como rayos láser y sin darse cuenta aniquiló su naturaleza...de un segundo a otro dejó de existir.
No se si esto es renacer, no lo se. Sólo se que hoy la he visto, de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. Con los puños abiertos y las palmas mirando hacia al cielo, con la boca y también con los pies, y a veces cuando la emoción es vasta con los ojos, con los ojos bien abiertos.
Precious
Hace 14 años
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